“La comida no es una mercancía, es un derecho humano y es rector en nuestra vida”, suma Nahuel Levaggi, referente de la UTT, quien preside el Mercado Central. “Otro modelo de producción y comercialización es posible, esto es real, pudimos articular la producción, a un frigorífico y la cadena minorista”, detalla. Della Villa aporta: “Nosotros defendemos nuestra soberanía alimentaria. Porque tenemos que producir para el mercado interno, y también para la exportación, alimentos sanos, seguros y sabrosos”.
La carne agroecológica «es más sabrosa, tiene otra coloración y es más firme” describe Jorge Themtham; productor “de toda la vida” en la localidad bonaerense de 30 de Agosto. Se consolidó como criador de hacienda a pasto y se decidió a integrar la red Renama en 2015, «cuando muchos productores quebraban». Buscando una alternativa apareció la agroecología –repasa–, «y gracias a eso seguimos produciendo». La hacienda que crían se alimenta a pasto. Eso les da “la tranquilidad de estar haciendo algo bueno para la salud de la comunidad”.
“Soy tambero y productor de carne –se explaya Themtham–, y producimos y vendemos todo en pesos. Así que los problemas del dólar nos pasan por el costado”, sostiene y logra el aplauso cerrado de los presentes. La ingeniera agrónoma Graciela Francavilla, de Renama Córdoba, explica a Página/12: “El desafío es generar, además de una cadena de producción, canales de comercialización. El productor que vende esta carne recibe más dinero que en el mercado común, y la gente que le compra, compra a menos precio: gana y gana, es un buen sistema por dónde lo mires”.
DE 30 DE AGOSTO PARA EL PAÍS
“Estamos felices de poder acercar nuestra producción de vacas de pastoreo natural, directo a los consumidores a un precio justo. No queremos producir un alimento caro para pocos, sino carne sana para todos y todas –destaca Themtham– . Y no es que somos buenos y la regalamos, también ganamos. Pero producimos en familia y vendemos sin intermediación». Oscar Nintiguia, del municipio San Martín, fue contundente: “El modelo se encarga de ocultar lo que comemos, cómo se produce y cómo se forma el precio, ese modelo económico no busca el desarrollo soberano”. El municipio que representa “apuesta a las cadenas de producción solidarias, de empresas familiares y cooperativas, que fortalezcan las economías populares”, señala.
En la nave de ese mercado hay 350 productos de 85 cooperativas de todo el país: verduras de La Plata, harinas de Trenque Lauquen, dulces de El Bolsón, vinos de La Rioja. Juan Amador produce verduras agroecológicas en La Plata desde hace 6 años. “Cambié porque se producía con mucho veneno», dice. «Fue maravilloso, recuperamos el suelo, los productos salían hermosos, hacíamos fungicidas e insecticidas también de origen natural, y eso ayuda un montón”, cuenta sobre el cambio del modo de producción. Lo que en carnes significa pasar del feedlot a la alimentacion de pastura.
Así se alimenta el ganado criado al aire libre, de la pastura natural de su ambiente. No reciben hormonas ni antiparasitarios. El resultado es un alimento más nutritivo, libre de sustancias tóxicas, y muy diferente de la carne de animales confinados en un ambiente artificial de dimensiones reducidas y alimentados con granos transgénicos. Las decisiones de los actores de esta cadena alternativa, que sostienen el cambio del modelo de producción y comercialización, se sostienen en una perspectiva sociopolitica.
“Tomamos la decisión de juntarnos, porque nos decían que había un solo campo y sabíamos que no era así”, afirma Juan Manuel Rossi, presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), e integrante de la Mesa Agroalimentaria. “Demostramos que otra forma de criar ganado es posible, que hay otro campo y no nació ayer”. Para concluir señaló entre los productos en oferta, varios de las cooperativas que con más de 50 años en el mercado argentino, “aun resisten”.
Nota: Página 12
Fuente: oeste.B.A
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